Recorriendo las calles empedradas del municipio de Tabio, un lugar atrapa la atención de turistas nacionales e internacionales: cámaras antiguas y osciloscopios de frecuencia que sobresalen en las interminables filas de estanterías que hacen parte del Museo de las Telecomunicaciones, una monumental quijotada surgida a partir de la curiosidad del coleccionista Carlos Sánchez.
Al interior de este museo resguardado por grandes puertas de madera, se oye en una antigua vitrola “Yo, yo que tanto lloré por tus besos, yo, yo que siempre que hablé sin mentira...hoy sólo puedo brindarte desprecios, yo, yo qué tanto te quise en la vida”. Sánchez se deleita, explorando uno a uno, su magnífica colección de discos de acetato y que son custodiados por una gran réplica de Nipper, el famoso perrito Fox Terrier blanco con orejas negras que sin proponérselo se convirtió en ícono universal de la casa disquera estadounidense RCA Víctor.
Este Museo de las Telecomunicaciones cuenta con cerca de 3.000 piezas, de las cuáles el 95% aún están en funcionamiento. Carlos Sánchez inició su pasión de coleccionista hace 40 años, cuando compró un lote de Inravisión después de que este cerrara; así fue adquiriendo piezas cada vez más antiguas y fascinantes, dándole vida poco a poco a este particular museo que durante 20 años ha recibido a estudiantes, locales y extranjeros quienes sienten una atracción por el lugar casi hipnótica. Sánchez también alquila objetos a producciones de época para cine y televisión.
Sánchez muestra con orgullo los radios de pie marca Philips y resalta como estos junto con la televisión fueron traídos a Colombia durante el gobierno del General Gustavo Rojas Pinilla. También evoca con tristeza cómo perdió una de sus piezas más queridas “Mi mejor pieza fue robada en Bogotá, se trataba de una caja musical del año 1776 y que estaba avalada en $250.000.000 millones de pesos. Resulta que cuando tenía el museo en Bogotá durante la pandemia sufrimos una inundación, un sujeto se ofreció a ayudarme a sacar el agua y fue allí cuando me la robó”.
Una parte importante de la historia de la humanidad puede escribirse a partir de sus revoluciones comunicativas, visitar el Museo de las Telecomunicaciones, es una de esas experiencias que nos permitirá reconocernos en nuestros pasos y comprender que nos traerá el futuro.