Desde el 2018 se ha debatido la gran problemática que ha traído la construcción de la Troncal de los Andes, una variante que comunicará Chía (Cundinamarca) con la Autopista Norte de Bogotá, con el objetivo de tener una vía alterna para el tráfico pesado que ingresa y sale del caso urbano del municipio.
La nueva variante será el resultado de la ejecución del contrato de concesión de cuarta generación (4G) firmado entre la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y Accenorte, en el 2017; proyecto que cuenta con una inversión de $ 116.000 millones para la construcción de 3,4 kilómetros.
Se estimaba que las obras finales serían entregadas en el año 2020, sin embargo, desde que se dio inicio a los trabajos se ha planteado la existencia de un cuerpo de agua, el cual podría ser considerado un humedal, y que de ser así, sería el último ecosistema de su tipo de la ´Ciudad de la Luna´.
¿Es o no es un humedal?
Llega el 2021 y para inicios de ese año, las obras habían avanzado un 54 %, faltando 2,3 kilómetros para terminar. Nuevamente se abre el debate entre el Gobierno Nacional y los defensores del ecosistema y allí es cuando los contratistas de la concesión se replantean un nuevo trazado, mientras que otros estudian el cuerpo de agua, teniendo en cuenta la fauna y flora que existe en el lugar.
Para finales del 2020, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) inicia su respectivo estudio y en 2021 asegura que el cuerpo de agua no es un humedal, sino una subzona de Uso y Manejo por áreas de Restauración Ecológica.
Sin embargo, por su lado, iniciaron sus investigaciones los expertos en biología de la Universidad del Bosque en equipo con miembros del colectivo Voces del Río, el investigador estadounidense Gary Stiles y la bióloga Loreta Rosselli.
Ellos, a través de modelos de elevación digital, fotografías satelitales y manejo de datos para estudiar los recorridos del agua lluvia, evidenciaron un área de desagüe, superior a 1,7 millones de metros cuadrados, a donde llega agua de manera subterránea y superficial.
Con esta investigación, concluyeron que este ecosistema tiene el comportamiento hidrológico de un humedal. Además, que, en el lugar existe vegetación hidrófila y gracias a las evidencias fotográficas de la avistadora de aves y miembro de la Asociación Bogotana de Ornitología, Nubia Morales, se conocieron las 53 especies de aves que habitan en el humedal, dos de ellas, son únicas en el mundo: la tingua moteada y la monjita.
También se determinó que donde se pretende construir la Troncal se presenta alta susceptibilidad de inundaciones, según un mapa de hidrografía de la POMCA. Adicionalmente, en sus mediciones originales, era un ecosistema que contaba con una extensión de 6,6 hectáreas (actualmente cuenta con 2 hectáreas), lo que significa, que hoy es un 70% más pequeño.
Pero, ¿se hará el trazado?
En marzo de 2021, luego de meses de discusión, hubo un encuentro entre el alcalde de Chía, Luis Carlos Segura, el gobernador de Cundinamarca, Nicolás García Bustos, y directivos de la ANI para establecer nuevas alternativas de trazado y así respetar el cuerpo de agua que existe en el lugar, al igual que la vegetación y fauna que coexisten en él; teniendo en cuenta que también se debe concluir estas obras necesarias para mejorar la movilidad en la Sabana de Bogotá.
En ese mismo mes del 2021, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca levantó, parcialmente, la medida temporal de la licencia ambiental para la construcción de la Troncal de los Andes. En la sentencia, se tomó la decisión de continuar la suspensión de todas las obras y actividades sobre el predio San Jacinto, lugar donde está ubicado el cuerpo de agua que se quiere proteger, en el lado occidente de lo que sería la nueva carretera.
¿Hasta cuándo irá la suspensión de las obras?
La vigencia de dicha suspensión irá hasta que la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) apruebe la modificación de la licencia ambiental que presente la Concesión Vial Accenorte, en la cual se consideren los impactos sobre el ecosistema en cuestión, o se emita el fallo que ponga fin al proceso. En el caso de que finalice la medida provisional, se dará luz verde y se retomarán las obras de acuerdo con la licencia otorgada, teniendo en cuenta las actualizaciones o modificaciones necesarias para cumplir la medida impuesta por el Tribunal. Finalmente, esta decisión le permitirá a la ANLA ejercer debidamente el control y seguimiento ambiental de los compromisos establecidos en la primera licencia ambiental.
Conclusión
Teniendo en cuenta que con diferentes investigaciones se determinó que el ecosistema ha sido un humedal natural visible en mapas de 1939, queda la duda de cómo fue que la ANLA, otorgó la licencia ambiental sin la caracterización del cuerpo de agua por parte de la CAR y cómo la concesión encargada del proyecto solicitó una licencia ambiental, desconociendo la existencia de este ecosistema en su estudio de impacto ambiental.