Al cumplirse los primeros 100 días de gobierno de las nuevas administraciones de los municipios de Sabana Centro, corresponde hacer una primera reflexión retrospectiva, así como expresar una visión optimista en prospectiva hacia el necesario y posible desarrollo integral y democrático, con la participación colectiva y para el beneficio de toda la ciudadanía que conforma los once municipios hermanos de provincia.
Después del empalme realizado dos meses antes de la posesión de los nuevos alcaldes (noviembre y diciembre), a partir del primero de enero del 2024 y hasta la fecha, se adelanta un proceso común en las diversas administraciones, que se puede resumir en tres hechos o circunstancias: Conformación de un equipo de trabajo con la incorporación de nuevos funcionarios -y por excepción, con la continuidad de algunos pocos de la administración anterior-, profesionales de confianza del respectivo alcalde que permitan la mayor gobernabilidad y sostenibilidad en la ejecución de las políticas públicas. Inicio de los mandatos con limitaciones en la disponibilidad de recursos financieros, lo que -en parte- explica la lentitud en el proceso de contratación por prestación de servicios de la mayoría de funcionarios de las respectivas secretarías y dependencias municipales.
Y la construcción de los Planes de Desarrollo a través de las mesas de trabajo con los distintos sectores sociales, con el fin de abrir espacios y estimular la participación de la ciudadanía municipal para enriquecer dichos planes, recogiendo necesidades y propuestas.
A los hechos y circunstancias anteriores, debe sumarse la catástrofe ecológica producida por los múltiples incendios ocurridos durante los meses de enero y febrero a nivel nacional, departamental y en más de la mitad de los municipios de Sabana Centro: Cogua, Zipaquirá, Nemocón, Gachancipá, Tocancipá y Sopó.
Al respecto se dice que son los efectos de los ‘cambios climáticos’, expresión que resulta abstracta y no expresa la gravedad del problema que ataca a la totalidad de la humanidad que habita el planeta Tierra. Se trata -ni más ni menos- de la inminente destrucción de la vida en todas sus formas; asunto de extrema gravedad que requiere el inmediato concurso de todos, desde los mandatarios, científicos, y de todos quienes coexistimos en la Casa Común, en este vulnerable Planeta. Pero en medio de la catástrofe ocurrió un efecto positivo. La comunidad en cada municipio se levantó y se puso en acción colectiva y solidaria: desde las veredas y barrios acudieron presurosos los habitantes con expresiones de ayuda solidaria: además del apoyo humanitario, se organizaron cadenas de transporte con vehículos y en especial con motos para evacuar a los habitantes en riesgo en lugares de difícil acceso.
Otro hecho para destacar es la solidaridad de los gobiernos y habitantes de los municipios circunvecinos, lo que puso también en evidencia la conciencia sabanera de quienes se sienten hermanos, hijos de los mismos ancestros muiscas, habitantes de un mismo territorio compartido: la Sabana de Bakatá. Desde varios municipios llegaron carros de bomberos, brigadistas de la gestión de prevención de riesgos, de la Defensa Civil, de Juntas de Acción Comunal, de empresas… Y como dijeron algunos: “todos los habitantes de la Sabana somos hermanos, somos paisanos”.
Los Planes de Desarrollo son esenciales para cada municipio, dado que de ellos depende la ruta y la sostenibilidad del progreso, en términos de eficiencia y eficacia. Y en este contexto, ¿a qué nos referimos con el término Democracia? En dos direcciones. De una parte, en cuanto dichos planes hayan sido elaborados con participación de las comunidades y respondan a sus necesidades e incluyan sus propuestas; y en segunda medida, en cuanto las comunidades entiendan que deben asumirse como cogestores, protagonistas y vigilantes de la realización efectiva de dichos planes para su cabal y transparente cumplimiento.
¿Y quiénes somos ciudadanos? Ciudadanos somos todos los que habitamos esta hermosa tierra Sabanera: ¡El desarrollo de nuestros municipios requiere del amor y trabajo de todos!
En concordancia con lo dicho anteriormente, es indispensable motivar, estimular la permanente participación de todos los miembros de la comunidad para la exigibilidad de sus derechos. Pero dicha exigibilidad requiere, simultáneamente, del deber de la participación; esto significa que es necesario fortalecer todas las formas de organización existentes en la vida cotidiana de los municipios: veedurías ciudadanas, Juntas de Acción Comunal, asociaciones de padres de familia, organizaciones de estudiantes y de trabajadores de la cultura; usuarios barriales y veredales de servicios públicos… en fin, la democracia requiere y resulta fortalecida en la medida que los ciudadanos se organicen para la exigencia de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes.