En un momento tan coyuntural como el que vive el país de justa protesta social, la juventud ha logrado posicionarse como un nuevo actor político: ha alcanzado la mayoría de edad. El 28 de noviembre próximo, elegirá sus representantes en los Consejos Municipales de Juventud, escenarios que les permitirán a los jóvenes participar activamente en la toma de decisiones que contribuyen al desarrollo local.
En el evento democrático ‒de darse sin mañosas intromisiones politiqueras‒, la juventud tendrá la posibilidad de fortalecer las dinámicas de resistencia que hoy viene manifestando en la calle. Podrá levantar la voz de la esperanza en los escenarios institucionalizados y forjar cambios. El objetivo de los Consejos es que la juventud sea escuchada por los gobiernos municipales; que sus miembros tengan la posibilidad de ejercer una voz activa, crítica y comprometida frente a los problemas públicos y las decisiones políticas en nuestra región Sabana Centro.
Pero ojo, en este proceso democrático, la juventud se enfrentará con un sistema político en el que es común que los funcionarios públicos defiendan los intereses del gobernante de turno que los colocó o los mantiene ‘enmermelados’; en el que conocidos líderes tradicionales buscarán, de manera estratégica, manipular para sí el proceso; y en el que los grupos de interés lucharán por incidir como siempre en las decisiones del poder local.
Por eso llamamos la atención, para que los sectores juveniles se blinden contra la corrupción, pues muchos y muchas ‘servidores y servidoras’ de la política les endulzarán el oído con el objetivo de que les sirvan en sus fines mezquinos,
ofreciéndoles dinero ante el no pago de remuneración por ser consejeros e impidiendo que las nuevas generaciones actúen libremente y de manera informada en la solución de los problemas del territorio.
Y esto no se puede permitir. La juventud deberá evitar que su voz sirva para representar los intereses de las personas mayores de 28 años. No es conveniente que se presente una cooptación de líderes juveniles en beneficio de actores con intereses individuales. Bien sabemos que aquellas personas tienen otros lugares para defender sus intereses en las ramas del Ejecutivo, el Legislativo y en el Judicial.
Esperamos que la juventud, de manera honesta y crítica, con ética y calidad moral incida en las decisiones públicas; para que quienes ostentan el poder lo hagan con responsabilidad; para que se tramite y se dé respuesta a sus vulnerabilidades económicas, laborales, culturales, deportivas y educativas.
Desde los Consejos Municipales de Juventud, los líderes juveniles tendrán la oportunidad para que se unan con otros actores para trabajar conjuntamente con las comunidades, y que incluyan en sus proyectos los procesos de base, creando confianza y mejorando el relacionamiento. Así y solo así contribuirían a garantizar una desescalada de la violencia, exclusión y precariedad a la que ha venido siendo sometida la juventud en Colombia durante tantas décadas.
Esperamos que los jóvenes, pues, no nos defrauden: de esta experiencia dependerá la dinámica democrática de las elecciones de 2022, la reducción en la ola de protestas que se vive y el relacionamiento entre el Gobierno y la sociedad civil.
Estamos ad portas de un laboratorio político que servirá para que la juventud, ‒si no desfallece en su brío que ha mostrado durante el último año y medio‒ se adapte a las nuevas condiciones y realice cambios que la sociedad requiere y demanda.