Entre el 21 de octubre y el 2 de noviembre de este año se realizó en Cali la versión décimo sexta de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP 16) con el liderazgo del Gobierno nacional y la acogida de la alcaldía de Cali y la Gobernación del Valle.
Coincidimos con la gran prensa nacional e internacional en calificar este evento internacional como un logro y avance en la defensa de los recursos naturales y la biodiversidad del Planeta; un trabajo mancomunado para la preservación de la vida en todas sus manifestaciones.
Oportunidades para la acción colectiva
Esta versión de la COP se caracterizó por la significativa y masiva participación: 190 países, 6 jefes de Estado, 103 ministros, viceministros y delegados de alto nivel; así como la representación de más de 500 entidades, entre instituciones oficiales y Organizaciones No Gubernamentales del medio ambiente; de derechos humanos; delegaciones étnicas de indígenas y afrodescendientes; de la cultura, educación y el turismo. Se registraron más de 900.000 personas en la llamada Zona Verde (superando la expectativa inicial de 150 mil visitantes). Los espacios académicos albergaron 40.000 personas durante dos semanas de deliberaciones.
La COP 16 fue un valioso espacio de encuentro y trabajo colectivo entre los participantes: se establecieron acuerdos y estrategias de carácter internacional y al interior de Colombia, tanto del orden gubernamental como entre las Ongs; en los ámbitos de las políticas públicas, los sectores de la ciencia, la academia y la cultura. Oportunidad para avanzar en la acción colectiva, fortaleciendo la eficacia y efectividad por un objetivo común: salvar y enriquecer la vida en el Planeta, concebido como el Oikos, la casa común que todos compartimos y debemos cuidar con amor.
La cumbre ambiental convocada por la ONU también fue una importante oportunidad para la denuncia de la deforestación, la contaminación, la depredación de los recursos y los crímenes contra la naturaleza que comenten algunas industrias, así como grupos armados ilegales. Y en contraste, un espacio para mostrar grupos culturales comprometidos con la preservación y divulgación de la biodiversidad, el respeto y disfrute de la naturaleza a través del teatro, danzas, música, pintura, la caricatura, los murales y la fotografía. Estudiantes de algunos planteles mostraron su compromiso presentando proyectos pedagógicos innovadores y experiencias concretas de cuidado y reproducción de cultivos, campañas, y acciones de protección de flora y fauna.
Son varios los ejemplos sobre el aporte de los estudiantes, que bien vale la pena mencionar de manera ilustrativa. Se presentó el “Festival Internacional de la Rana” (una estrategia que desde la lúdica integra la biodiversidad con el juego y la gastronomía); en Bogotá, en la localidad de San Cristóbal, desde hace más de 10 años los estudiantes del colegio José Félix Restrepo trabajan en el cuidado y preservación de la cuenca del río Fucha; en la localidad de Engativá, en el colegio distrital Abel Rodríguez Céspedes se realiza el proyecto de la huerta en la terraza del centro educativo, en un área de 400 m2.
En este contexto igualmente se realizaron algunos talleres en otros lugares del país, como el adelantado en Circasia (Quindío) durante la realización de la COP por parte del maestro ‘Calarcá’ en el marco del Festival de las Artes, taller de caricatura y dibujo que tuvo como objetivo la defensa de la vida y del agua.
Triple crisis climática
En entrevista con El TIEMPO al concluir la COP 16, la ministra Susana Muhamad sintetiza y explica la crisis climática en tres puntos: “… Cambio climático, que tiene que ver con el aumento de las temperaturas globales debido a las emisiones de gases de efecto invernadero…”; “La pérdida de la biodiversidad: la extinción acelerada o pérdida de especies y la degradación de ecosistemas…”; y “La contaminación: acumulación de contaminantes en el aire, el agua y el suelo, que tiene efectos nocivos sobre la salud humana y el medio ambiente”.
El arte de gobernar: salvar la naturaleza y la vida
En la citada entrevista, la ministra de Ambiente hizo una afirmación categórica: “Hoy, el arte de gobernar en el siglo XXI depende de cómo se enfrenta la crisis climática, desarrollar la bioeconomía, detener la pérdida de la biodiversidad, cumplir con las metas climáticas a 2030 y restaurar nuestros ecosistemas, cuidar el agua y ordenar el territorio”.
Compromisos
En el discurso de inauguración de la COP 16, el presidente Petro advirtió: “Fracaso tras fracaso durante 30 años. Nos están llevando al borde de la muerte y los gobiernos del mundo no se pueden poner de acuerdo para detener esa muerte generalizada, si las COP no pueden, ¿quiénes pueden?”.
Se requiere la participación de todos los países, de los sectores público y privado. Los países en desarrollo poseen gran parte de la biodiversidad y los países del Norte la gran parte de los recursos. “…Persisten preguntas sobre la financiación –dice el editorial de El Espectador del 4 de noviembre–. y la ausencia de Estados Unidos es un gran palo en la rueda”, agudizada por la postura del próximo presidente, Donald Trump, quien se manifiesta en contravía de la COP 29 sobre cambio climático, (realizada hace unos días en Azerbaiyán), cumbre en la que la ONU se propuso avanzar en los objetivos de lucha contra la crisis climática.
En una entrevista en agosto pasado, Trump reiteró su postura negacionista: “Para mí el problema no es el cambio climático, sino el poder nuclear”. Dentro de su programa de gobierno anuncia una política contra la descarbonización y la reactivación de la perforación de pozos petroleros.
Es urgente insistir en la propuesta de algunos gobiernos –entre ellos el de Colombia– de canjes de la deuda por acciones de protección de la naturaleza.
En ese sentido, resulta importante que el país y la comunidad que asume y adopta la propuesta entienda que es mejor conservar que usar.