Con el comienzo formal del gobierno de Gustavo Petro, primer presidente de izquierda, en el país se respira un ambiente de optimismo y se escucha en todos los rincones la palabra esperanza, como expresión del ciudadano común y corriente para manifestar que confía en que el cambio prometido empiece a verse en los próximos cuatro años.
El mandato que recibió el nuevo presidente de los colombianos fue el de hacer sacar adelante las reformas que desde años se reclaman para cambiar el rumbo del país y conducirlo por la senda del progreso, lo que significa acabar con la pobreza, la desigualdad y la exclusión para avanzar hacia la paz total.
Esta transformación social no será tan rápida como se espera, porque las reformas propuestas implican modificaciones a la Constitución Política, lo que suscitará largos y candentes debates en el Congreso de la República para que sean aprobadas. Pero ya el nuevo presidente dio un paso de avanzada: logró conformar un bloque mayoritario de partidos políticos en el Legislativo, lo que le da capacidad de gobernabilidad para sacarlas adelante.
Por haber ganado con el voto programático y la mayor cantidad de sufragios en la historia del país, 11 millones de votantes, Petro no puede ser inferior al compromiso de cambio que encarna, por lo que su gran desafío es materializar las reformas de más profundo impacto en lo social, lo económico y lo político
El programa de gobierno del Pacto Histórico, presentado como progresista, es muy amplio para responder a las necesidades y anhelos de los colombianos, que durante décadas han reclamado al gobierno de turno bienestar, progreso y oportunidades para todos como condiciones básicas en la construcción de una sociedad igualitaria, equitativa y en paz.
En la lista de propuestas del presidente Petro, que tratará de hacer realidad en el periodo 2022-2026 apoyado en un equipo de ministros provenientes de distintos partidos, están iniciativas como crear empleo con un salario básico para quienes no pueden encontrar trabajo formal, garantizar los recursos para la atención y reparación a las víctimas del conflicto armado, un ingreso básico por encima de la línea de pobreza, un bono pensional de medio salario mínimo para los adultos mayores que no tienen derecho a la pensión, implementar un plan de choque contra el hambre, educación pública, gratuita y de calidad a nivel tecnológico y universitario para jóvenes y creación de un sistema de salud único, público y universal que no dependa de la capacidad de pago, entre otras.
El cambio también ofrece convertir a Colombia en potencia mundial de la vida, crear el Ministerio de la Igualdad, que estará en manos de la vicepresidente Francia Márquez, una reforma pensional, transformar las EPS, una reforma agraria, dar el salto a una economía productiva y acelerar la transición energética.