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El cuento es una narración breve basada en hechos reales y ficticios, y, en muchos casos, de personajes reales ocultos en lugares imaginarios.
Es lo que caracteriza “En la Ciudad del Águila Negra”, u n libro q ue reúne 2 5 relatos escritos por el periodista Guillermo Tovar, que durante cuatro décadas ha recorrido las calles y rincones de Bogotá, de la Sabana, de Cartagena y de otras ciudades y campos de Colombia, con amor por la tierra, su historia y sus personajes.
El autor (Maracaibo, Venezuela, 1959) es habitante de la región de Sabana Centro desde hace dos años y se mueve a diario entre Cajicá y Chía.
El libro ofrece en 142 páginas historias de los tres últimos lustros, basadas casi todas en personajes o situaciones reales, en tono ameno y a veces irónico.
Por las páginas desfilan, con otros nombres y similares cualidades, personajes fáciles de adivinar, como un presidente de Colombia hábil para amansar caballos; un alcalde de izquierda lenguaraz y dado a la polémica; una ex canciller de la República; un ex vicepresidente perteneciente a la familia propietaria de un diario; periodistas, políticos y empresarios de la Ciudad Heroica; un prominente editor de libros; un premio Nobel de Literatura y una feminista de origen francés.
También aparecen detalles monográficos de la Plaza de Bolívar y barrios bogotanos como el Santa Fe y Teusaquillo, o los muy cartageneros de Bocagrande y Castillogrande.
El libro tiene un prólogo del escritor y periodista español Jesús Fonseca, quien califica este manojo de relatos como “cuentos para tiempos inciertos”.
Son historias que tienen algo de autobiográfico y un elemento común: las anécdotas y apuntes recogidos en medio del trabajo periodístico y el resultado de recorridos por rincones y lugares de Colombia, en especial de Bogotá, la ciudad de todos, en cuyo escudo el águila está rodeada de once granadas.
Complementa la publicación una decena de ilustraciones del autor.
“La idea era hacer algo centrado en Bogotá, una ciudad a la que quiero como si hubiera nacido en ella y que he vivido muchísimo, especialmente porque en el trabajo de periodista me tocó vivir en el centro o estar en los lugares en donde están los poderes del país o en barrios, plazas y calles llenas de historia”, afirma Tovar.
A partir de ese ejercicio laboral, comenzó a acercarse a personajes como el habitante de la calle, el chofer de bus, el loco que deambula por las plazas y el que vive de la caridad en las puertas de las iglesias.
Y es que para el escritor “el centro bogotano tiene fama de aburrido y peligroso. Pero no es más que eso, mala fama. Después de 15 años cruzando por la mañana y por la noche la Plaza de Bolívar para ir o regresar del trabajo, viendo palomas, parlamentarios y manifestantes, surge un gran cariño y solidaridad por los habitantes y por los lugares”.