Para pensar en grande no solo hay que tener potencial empresarial, sino talento para manejar un equipo de colaboradores con valores éticos y fijar objetivos ambiciosos que permitan diversificar un negocio que contribuya al crecimiento económico del país y a mejorar el capital social y calidad de vida de la población.
Este es el mensaje que deja plasmado el empresario Carlos Enrique Cavelier Lozano en el libro que acaba de lanzar y que relata no solo su historia personal sino la de Alquería, que convirtió en 30 años de trabajo, con perseverancia y dedicación, en una organización corporativa que tiene como propósito mejorar las condiciones de vida de los colombianos.
En los sueños de este antropólogo, sociólogo y administrador público, nacido en los años 60s, no estaba asumir la responsabilidad de liderar una empresa familiar con tradición de más de 50 años de existencia, sino que siempre vio en la política el escenario para desarrollar su proyecto personal.
Aunque era su sueño y todos le auguraban una exitosa carrera política porque alcanzó a ocupar con éxito algunos cargos públicos y de elección popular, Carlos Enrique Cavelier, prefirió tomar el camino hacia Alquería y volver a Cajicá, donde su familia estaba forjando lo que hoy es una de las empresas de lácteos más grande y reconocida del país. Tomó las riendas de la compañía, fundada a finales de 1950 por su padre el agrónomo Enrique Cavelier Gaviria y su abuelo, el médico Carlos Enrique Cavelier Jiménez, como presidente. Y emprendió la transformación de Alquería teniendo como norte los principios de responsabilidad social empresarial. Su trabajo como líder de Alquería lo ha desarrollado bajo tres propósitos: éxito financiero, responsabilidad social y protección de medio ambiente. El resultado es que Alquería se ha consolidado como la primera procesadora privada de leche larga vida en Colombia y la mayor del Grupo Andino en producción de este alimento. Alquería, de acuerdo con las cifras de la industria lechera, llega hoy con sus productos a más de 8 millones de hogares en distintas regiones, que la prefieren por su excelente calidad y por los precios accesibles.
El resurgimiento de la empresa tras las dificultades financieras que afrontó como consecuencia de la recesión económica de finales del siglo pasado, ha hecho merecedor a Cavelier de varios reconocimientos como empresario, entre ellos, el Premio Ave Fénix, que otorga la Universidad del Rosario, y el Premio Portafolio 25 años en la categoría de Mejor Líder Empresarial. Con la presentación de su último libro – “Coordinando sueños, el camino de Alquería hacia la Sostenibilidad” - oficializó el cambio del nombre de su cargo, que ocupaba desde 1992: dejó de ser el presidente de Alquería y se convirtió en el “Coordinador de Sueños” para contar la historia de transformación de la empresa. Según sus palabras, el éxito está en el cariño de la gente, de los consumidores y de los trabajadores, que tienen un alto sentido de pertenencia. Carlos Enrique Cavelier dedicó 7 años de su vida a enseñar. Ese amor por la educación y su compromiso indeclinable con la formación de las nuevas generaciones, lo impulsan todos los días construir una nueva sociedad apalancado en la Fundación Alquería Cavelier, creada en el 2010 para llevar a los niños de municipios de Cundinamarca educación de alta calidad.
Esta apuesta ya ha ayudado a transformar la educación en Cajicá y se está replicando en otros municipios para transmitir conocimiento a los jóvenes de colegios del departamento y del país. Luego de 12 años de iniciado este sueño, cerca de 300 estudiantes están cursando sus carreras en las universidades vinculadas al programa. Con su visión de humanista y desde su rol de empresario ha contribuido a que en Cajicá los colegios alcancen niveles altos de calidad en la educación que se imparte. Su legado es que el nuevo modelo educativo, cimentado en la calidad y el personal académico, se pueda implementar en toda Colombia. Carlos Enrique Cavelier, presidente de la Junta Directiva de la Fundación Empresarios por la Educación, ya dejó huella en Cajicá, en Colombia y en Latinoamérica. Alquería es un caso de éxito de responsabilidad social empresarial por su enorme aporte al desarrollo humano sustentable y sostenible para ofrecer una mejor calidad de vida a toda la sociedad.