No recuerdo haber escrito en favor del mantenimiento y protección de bienes patrimoniales, sencillamente porque ni la administración, ni el Concejo Municipal, ni la ciudadanía han defendido a lo largo de los años el patrimonio. Debemos despertar, todavía hay mucho por salvar.
La Veeduría de Patrimonio Cultural y Natural de Cajicá, desde su constitución en octubre de 2018, se puso en la tarea de identificar bienes culturales y naturales del municipio, pero lamentablemente no encontró información suficiente y documentada sobre estos temas de importancia para el municipio, sus moradores y visitantes, ni siquiera en el Plan Básico de Ordenamiento Territorial (PBOT).
En aras de cumplir su objetivo, acudió a la acción de tutela para conseguir el Estudio de Patrimonio realizado por la firma Consorcio 2018, que, junto con el libro, Historia de Cajicá: Tejiendo Arte y Cultura, pero, tal vez, lo más significativo, se logró gracias a la narrativa del ciudadano conocedor de su territorio, con el vos a vos, labor cumplida a cabalidad por miembros de la veeduría, con la información recogida se logró el primer consenso de inquietudes sobre el patrimonio.
El resultado, en primer lugar, pérdida, destrucción y deterioro de bienes inmuebles, especialmente en el centro: Casa Ospina, Jicá, Casa Bolonia, las dos Casas de la Cultura y todos los inmuebles en el marco de la plaza principal, casa donde funcionó el primer Centro de Salud, por lo menos de Cajicá; Montepincio, Hacienda Fagua, El Molino. Y en segundo lugar, apareció la pérdida de vallados y lagunas, con la consecuente disminución de flora y fauna.
Sobre estos inmuebles se hizo y se mantiene un seguimiento para vigilar su conservación, en algunos hemos tenido avances significativos, en otros los entrabes administrativos no dejan avanzar; y propietarios dilatando las acciones emprendidas, en fin, no hay voluntad para salvar el patrimonio. Caso distinto es afortunadamente Casa Bolonia.
Lo primero que supimos de Casa Bolonia fue que había dejado vencer una licencia de construcción. Pero, ¡oh sorpresa!, cuando nos enteramos que allí se adelantaba una construcción que no se veía por las polisombras. Acto seguido informamos a la Inspección Segunda de Policía. La respuesta fue que sí cuenta con licencia de construcción y que además se está restaurando el inmueble de tal manera que conserve su valor histórico.
Esto no lo creía nadie, menos cuando a mediados de año fui enterado por la Inspectora de Policía que el inmueble lo entregarían en octubre de 2022 en las mejores condiciones. No fue en octubre, pero está pronta la entrega. Por ahora quiero resaltar la entereza de los propietarios, la labor de constructores e interventores para entregarle a Cajicá un inmueble emblemático del municipio que se daba por perdido.
Esta es una demostración, sin discusión intrascendente, que se puede salvar mucho de lo que tenemos perdido patrimonialmente. Ampliaré próximamente este caso de eficacia, eficiencia y amor por nuestros valores, acompañado de historia sobre el inmueble, que para algunos pobladores es el más antiguo del municipio.