Cajicá, que hoy alcanza los 100.000 habitantes, se encuentra al borde de afrontar una severa crisis de agua potable por varios motivos, entre ellos, la tubería de conducción, que es de material galvanizado y de un diámetro pequeño, y la desbordada construcción de edificios y el crecimiento insostenible de la población.
Sobre este último problema de densidad, oficialmente se afirma que el número de habitantes proyectado para dentro de 10 años ya se cumplió en la actualidad. Es decir que para 2032, estaba previsto que Cajicá llegara a los 100.000 habitantes, que según el reporte del DANE ya los tiene en la actualidad.
Ese inusitado crecimiento poblacional ha incidido en la prestación de varios servicios públicos como la energía eléctrica, por lo que a diario y en diferentes barrios se presenta el estallido de transformadores; el gas domestico ya casi no esta llegando a los sectores semiurbanos, y el punto de mayor complejidad y peligro es el servicio de agua potable. No por la escasez, porque como bien se sabe, el agua viene del acueducto de Bogotá, sino que el suministro no tiene como extenderse a los muchos conjuntos residenciales y al sinnúmero de edificios construidos, y qué decir de los que están en plena construcción y los proyectados.
Todos los problemas anteriores, conllevan a pensar en la crisis que se le avecina a Cajicá, que es reconocida en secreto por las autoridades municipales, afectando a sus nativos y nuevos habitantes.
Uno de los comités consultivos pidió al alcalde Fabio Ramírez una explicación frente a la situación que amenaza al municipio y según conoció EL OBSERVADOR, la respuesta, breve y diciente fue, que la solución es construir, en cada vivienda, tanques gigantes para almacenar agua potable.
Cajicá, según las cifras de 2022 del DANE, es el tercer municipio más poblado de la Región Sabana Centro de Cundinamarca, después de Chía (160.435 hab.) y Zipaquirá (132.465 hab.)