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Luiz Inácio Lula da Silva ha sido desde 1980 uno de los principales líderes políticos de América Latina y el mundo, esta es la cuarta oportunidad en que llega al poder en Brasil, en una de esas oportunidades lo hizo respaldando a Dilma Rousseff dirigente muy destacada del Partido de los Trabajadores, quien fue derrocada con un golpe parlamentario.
Nadie puede desconocer que Lula da Silva ha sido el arquitecto de la economía brasilera, economía destrozada en el último cuatremio por el presidente Jair Bolsonaro quien además atacó de manera inmisericorde la selva del Amazonas y en la pandemia no atendió debidamente a la población, por lo que Brasil fue con los EE.UU. los países que más muertos reportaron en el mundo por la pandemia del Covid -19.
La extrema derecha que detenta el poder en muchos países del mundo, utiliza cuatro estrategias para desestabilizar y después derrocar a los regímenes o gobiernos que no se plegan a sus intereses económicos. En Lula da Silva, esta estrategia se ha cumplido de manera milimétrica. En primer lugar, son las encuestas que aparecen a toda hora y en todas partes con supuestas entrevistas que descalifican al mandatario o mandataria, estas encuestas en los primeros días del nuevo gobierno hablan de una aceptación superior al cincuenta por ciento, de esa manera ganan la credibilidad de las personas, posteriormente las encuestas se invierten hasta el punto que en un momento determinado el mandatario o mandataria víctima de esta estrategia aparece con un veinte, quince o quizá menos de popularidad. Después de las encuestas prohíjan las manifestaciones desde los medios de comunicación de propiedad de los banqueros, industriales, y dueños del poder, estos medios de agitación y propaganda promueven las movilizaciones y por supuesto el gobierno víctima de la estrategia, procura mantener el orden. Como consecuencia, viene la tercera estrategia; atacar al gobierno por supuesta violación de los derechos humanos. La cuarta y última maniobra para tumbar el gobierno, es la supuesta comunidad internacional que se queja por el fracaso económico, por el ataque o el desprecio de los derechos humanos y por el atraso del país, con todos estos argumentos entonces viene el Parlamento, como el caso de Dilma Rousseff y tumba el presidente constitucional, eso mismo pasó en Paraguay, lo mismo ocurrió en
Ucrania. Es una forma muy eficaz como ellos, los dueños de los medios de agitación y propaganda derrocan un gobierno sin utilizar al ejercito como en otros tiempos lo hicieran.
En esta oportunidad Luiz Inácio Lula da Silva tiene ante sí la más grande de las responsabilidades pues se trata de retomar el camino dejado por Dilma Rousseff y proyectar al Brasil, el país en territorio más grande de América Latina, por el sendero del progreso y la justicia social. En recientes intervenciones después de ser elegido presidente de Brasil, nuevamente Luiz Inácio Lula da Silva se le han salido hasta las lágrimas por la gente que en Brasil muere de hambre, ha dicho que durante su gobierno ningún compatriota suyo se acostara sin comer.
Otro de los grandes desafíos del presidente Lula es la integración, es la unión de América Latina, de Patria Grande, el gran territorio que desde la Patagonia, Tierra de fuego y Malvinas hasta Rio Bravo,
Puerto Rico y Caribe ha intentado en varias oportunidades integrarse pero no se ha logrado porque las fuerzas de la derecha no lo han permitido, en esta oportunidad cuando en México el presidente López Obrador es un integracionista, en Colombia hay un gobierno progresista y social, en Argentina Alberto Fernández, respaldado por Cristina Fernández, y ahora en Brasil Luiz Inácio Lula da Silva van a entrar a reforzar a los viejos dirigentes de América Latina que están en este mismo camino de la integración, por eso para Lula da Silva es una gran responsabilidad y es uno de los esfuerzos que ha prometido hacer durante su gobierno, ni la cárcel, ni la persecución política, ni las amenazas han hecho que este líder político del pueblo brasileño de un paso atrás y por el contrario, como presidente empezará a partir del primero de enero del próximo año. Dará la gran satisfacción de consolidar la Patria Grande como el gran territorio plurinacional que soñaron los libertadores.