Si hay algo que muestre la voluntad de cambio, y el cambio en sí, es la implementación por parte del gobierno del presidente Gustavo Petro de los Diálogos Regionales Vinculantes para confeccionar el Plan Nacional de Desarrollo y el Plan Plurianual de Inversión. Era costumbre de todos los gobiernos hacer un listado de obras, muchas veces provenientes de reuniones sociales con vaso de Wiski en mano y amable charla con contratistas y caciques, casi siempre, el pueblo era el único excluido.
El timonazo fue tan fuerte que hizo derramar el Wiski e interrumpir las amenas tertulias, donde el Presupuesto Nacional se disipaba, pues de suyo se sabía que los entes de control estaban cooptados por los que en fi no recinto departían hasta altas horas de la noche para que posteriormente unas veces a dedo y otras con trampizuelas se adjudicarán los jugosos contratos y se suplían las necesidades no propiamente de las regiones, sino de los negociantes en el poder. Por esa razón, hay muchas obras en todo el país llamadas “elefantes blancos” y lo más grave de todo es que en el presupuesto nacional las cenicientas siempre fueron la educación y la salud.
Con los Diálogos Regionales Vinculantes los protagonistas son los lideres comunales, los dirigentes
políticos y gran cantidad de pueblo, que se convierte en el verdadero ente de control. Como esta es una nueva forma de elaborar el plan de desarrollo y por supuesto la manera como se distribuirán los dineros, seguramente haya que someterlo a muchas correcciones, pero es un buen comienzo cuando se quiere acertar en la administración de los recursos públicos; alcaldes y concejales, diputados y gobernadores, representantes y senadores podrán levantar la mano para señalar una carencia y ahí está presente el pueblo que ejecuta y el pueblo que vigila.
Muy importante es entonces, que la sociedad toda se organice en las veredas, caseríos, pueblos, barrios, ciudades e instituciones para que estén vigilantes del cumplimiento de esta magnífica estrategia de gobierno que permite acceder a la democracia a algo más que el acto de votar.