Bloque de búsqueda para migrantes venezolanos cumple su tarea.
Por: Ángela Moscoso
La alcaldesa de Bogotá Claudia López, propuso crear un bloque de búsqueda contra los venezolanos, para esconder su incapacidad y la falta de tacto en el manejo político- administrativo de la capital colombiana, que la eligió como su alcaldesa, pensando equivocadamente que vendría un cambio beneficioso, donde la homofobia, xenofobia, la exclusión, la discriminación y el señalamiento, fueran cosas del pasado.
En la noche del 9 de septiembre del 2019, en protesta por la muerte del señor Ordoñez, un estudiante de derecho, cayó por la brutalidad y el uso desmedido de la fuerza; hubo trece muertos, pues la alcaldesa no pudo sofocar la rabia popular con inteligencia sino que, acudió a la violencia.
El bloque de búsqueda xenofóbico propuesto por la alcaldesa, encontró un amplio rechazo en todas las capas sociales y fuerzas vivas de la nación, incluídos los que en otrora, la alcaldesa tildaba de asesinos en encendidos debates del Congreso que Colombia recuerda con desconcierto.
El 10 de agosto de 1819, después de concluida con éxito la incursión bolivariana en tierras neogranadinas, que derrotó al suntuoso ejército real y en el Puente de Boyacá, lo hizo prisionero –incluido Barreiro, su comandante en jefe–; Bolívar llegó a la capital del virreinato solo, pues su ejército lo seguía a prudente distancia; fue un acto de soberanía y bondad; soberanía, porque era el presidente de Venezuela, triunfante en la campaña, que entraba a la capital del virrey vencido; y de bondad, porque no entraba a la ciudad blandiendo su espada, con su estado mayor rodeándolo, sino lo hizo solo, y en una mano sostenía la rienda de su caballo y en la otra saludaba a los desprevenidos parroquianos para que el virrey supiera de su magnanimidad.
El general Rojas Pinilla, que por supuesto sabia de este episodio, ordenó hacer el monumento a “Los Héroes” y colocó la estatua ecuestre del Libertador de América, en dirección a Caracas y detrás de él, una gigantesca mole en piedra, hierro y cemento con nombres, fechas y hombres, fundidos en bronce, para que las nuevas generaciones tuvieran en esa colosal obra un referente de su heroico pasado.
Las gigantescas manifestaciones del 2021, en el marco del paro nacional, tomaron como centro este monumento; en la edición pasada la Casa Editorial Conciencia, registró fotografías donde Bolívar parecía cabalgar en un tapete multicolor; sí era Bolívar, el Libertador a caballo, que la muchedumbre vitoreaba haciendo referencia a su espada, esto no lo pudo soportar la alcaldesa y por eso, una vez menguó el ardor de la protesta, ordenó retirar la estatua ecuestre y demoler todo el monumento; piensa equivocadamente la suntuosa alcaldesa, que demoliendo las obras físicas que recuerdan las grandes gestas, el pueblo se olvidará de su misión histórica.
Como conclusión de esta crónica, debo decir, que la única víctima del frustrado Súper ESMAD contra los venezolanos, fue el hombre que consiguió la independencia para la ciudad que ella hoy regenta.
Si la alcaldesa duda de la bondad y estirpe de la gente para la que ella dijo que no había vacunas y de la belleza de la tierra que hace poco tiempo albergó con alegría a más de 5 millones de colombianos que huían de la violencia, le recomiendo meditar sobre esta consigna de un venezolano, “el sistema de gobierno más perfecto, es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”.