El estallido social en el que COLOMBIA está inmersa, no es por una reforma.
Hablando con el equipo de redacción sobre la posibilidad que se rompa el tornillo, llegamos a la conclusión que este nunca se rompe, que después de tanta vueltas, la tuerca pierde la rosca y ya no sirve para nada; por eso, cuando usted lea la crónica de las páginas centrales, encontrará que por fin la prensa de banco, perdió sus dientes y la criminal tuerca se rompió.
No sé si será de la física o simplemente de resistencia, a sabiendas que la resistencia, también es parte de la física, pero cuando una persona que se dedica a apretar tuerca y tornillo y da muchas vueltas utilizando su herramienta, alguien le toca el hombro y le dice “cuidado se revienta la tuerca”, a lo que el interpelado responde “no, no es asunto de tuerca, es de resistencia del tornillo y éste resiste más vueltas”.
Haciendo un símil con la política de Colombia y comparando la tuerca con las reformas tributarias, recuerdo que todos los gobiernos le dan una o varias vueltas a la tuerca, entonces debo concluir que este tornillo, que para el caso que nos ocupa es el pueblo, ha resistido más vueltas que lo material y físicamente posible. Cada reforma tributaria, o de cualquier otro orden, es una vuelta a la tuerca, que el presidente de turno da, echando mano a su herramienta principal, que es el Congreso Nacional. Reforma Tributaria, Reforma a la Salud, Reforma a la Educación, Reforma al Régimen Pensional, REFORMAS TRIBUTARIAS… REFORMAS, REFORMAS, REFORMAS; cada una de ellas es una vuelta a la tuerca y tienen un denominador común, apretar más al tornillo.
Con este despertar, cuando el pueblo está en las calles con alegría, entusiasmo, en paz, agitando multicolor mar de banderas, el grito en la garganta, el brazo en alto -con el puño cerrado dirigido al sol- y la decisión inquebrantable de salir adelante, me da la certeza que algo se reventó, la tuerca o el tornillo. Y entonces, volviendo a la escena del operario utilizando un banco de cuatro patas, donde tiene empotrada la prensa que sujeta al tornillo, para permitir las vueltas, veo que en mi escrito faltan dos elementos para completar las cuatro patas, pues ya vimos que el presidente de turno, que a su vez es el operario y una pata, es el encargado de dar la vuelta a la tuerca; la otra pata que sostiene el banco, es el Congreso; una tercera, son las Cortes -que casi siempre pasan el brochazo de la legalidad para que todo se haga-; y la cuarta pata del banco de aquel operario, son las Fuerzas Armadas donde está por supuesto, la Policía Nacional, la Aviación, el Ejército y la Armada, prestos para hacer cumplir la ley, porque en nuestro escudo nacional las palabras que resaltan son LIBERTAD y ORDEN, aunque al viejo cóndor lo tenemos condenado para siempre a cargar la corona de laurel –que nadie merece-, a pesar que le estemos quitando las gélidas cumbres perpetuas, su único habitad.
Ahora el panorama es más claro, el viejo operario con su banco, que recurre a todos los trucos para evitar la catástrofe, que significa perder TODOS LOS ELEMENTOS que le permiten seguir apretando la tuerca y EL PUEBLO, QUE PERDIENDO EL MIEDO al banco de cuatro patas, en la calle reclama el derecho que le da haber sido capaz de reventar la tuerca y proclamarse como el dueño de su destino.
Por un extraño sortilegio, llamado conciencia, la prensa que empotrada al banco, sujetaba el tornillo por la cabeza, perdió sus dientes y el operario no la pudo manejar; el tornillo sin estar agarrado por la vieja prensa ahora sin dientes, emerge como el Ave Fénix y ya no se escuchan los sonidos que producía la prensa al apretar, nadie escucha a Caracol y RCN, tampoco el chasquido de la gran prensa escrita, el pueblo continúa adelante y la televisión que miente, ya no puede mentir, porque perdió sus dientes; LIBERTAD, LIBERTAD, LIBERTAD; colapsó el banco de cuatro patas, la vieja prensa perdió sus dientes, nadie cree en su fuerza y por eso, lo que antes era un sueño, hoy es una nación entera que AVANZA, AVANZA, AVANZA con su mirada puesta en el futuro.
El mundo acompaña el grito de Colombia
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