Las consignas y frases del Libertador resultan demoledoras en defensa de la justicia y la libertad.
Por: Angélica González
El monumento de los Héroes, desde donde parte la autopista del Norte que debería unir a Bogotá y Caracas, se convirtió por estos días de convulsión social en el sitio predilecto por los manifestantes para lanzar sus gritos de inconformidad, levantar el puño cerrado al infinito y hacer sindicaciones por diferentes causas que han llevado a la sociedad colombiana a una desesperación casi total.
Nadie repara, en las características de tan bello monumento ideado a mitad del siglo pasado, en el gobierno del general Rojas Pinilla para hacer un homenaje a los Héroes de la Campaña Libertadora. Se destaca en lo más alto las seis banderas, enseña de los países para los que Bolívar consiguió la independencia; después en pesadas letras metálicas, las palabras “Bolívar Liberador”, una frase y la firma del ilustre hombre de las dificultades, más abajo la figura ecuestre del insigne soñador, que desde el Chimborazo nos advierte “DI LA VERDAD A LOS HOMBRES”.
Cada vez que los organizadores convocaban a manifestaciones, el sector empezaba a llenarse de gente desde tempranas horas, y a eso de las 4 de la tarde, cuando el sol proyectaba sobre la multitud, la sombra del gigantesco monumento, ya al sitio no le cabía una persona más; los gritos y cantos, el agitar de banderas, todo aunado con el viento frio de la tarde, parecía subir hacia las nubes un vaho que seguramente es la energía acumulada de las doscientas mil personas, que a esas horas, querían con su presencia aportar algo para el cambio tan necesario.
Verde, rojo, amarillo, ocre, azul, blanco, negro y café, eran una marea multicolor que se movía al ritmo de las consignas; Bolívar parecía cabalgar sobre la multitud y por primera vez en la historia de la capital colombiana, un monumento de acero, hierro, piedra y cemento, se convirtió en el alma de una muchedumbre que tiene un sueño común, LIBERTAD, PAZ Y DIGNIDAD.
Seguramente pase mucho tiempo para que volvamos a encontrar una coyuntura tan bella como esta, con la fi gura ecuestre de Bolívar como CENTRO, IMPRONTA Y DEFENSA. Los futuristas diseñadores del viejo monumento, colocaron a Bolívar cabalgando hacia Caracas, como símbolo de la integración, la unidad y el propósito común de los pueblos que habitan esta parte de la tierra, por eso, cuando el desgarrado grito de los manifestantes se hacía más fuerte, rompía el ambiente y todo parecía dirigirse hacia el nororiente, siguiendo la huella y la orden para encontrarse en la “frontera”, pasando el rio y a portas de San Antonio con otro monumento donde la aspiración espera con las palabras UNIÓN, UNIÓN, UNIÓN.