Ted Bundy ha sido uno de los asesinos en serie más sanguinarios en la historia de Estados Unidos. Fue ejecutado en la silla eléctrica el 24 de enero de 1989 por haber violado y matado a más de 30 mujeres, algunas de ellas menores de edad. Sin embargo, la cifra total de crímenes es, según los investigadores, probablemente mucho mayor.
Su caso llenó las portadas de todos los diarios estadounidenses ante la actuación de un hombre frío que no sentía nada al acabar con una vida tras otra entre 1974 y 1978 y que utilizaba su atractivo para atraer a sus víctimas.
Antes de ser ejecutado, Bundy recibió cientos de peticiones de periodistas para ser entrevistado, pero se negó a conceder ninguna. Sin embargo, un día antes de morir hizo llamar al psicólogo, quería decirle algo antes de morir, algo que pudiese servir para el futuro. Y en ella habló del importante papel que tuvo la pornografía desde su adolescencia para forjar al asesino sanguinario en el que se convirtió después.
La entrevista fue muy polémica y los críticos argumentaban que Bundy intentaba justificarse antes de morir y por otro lado criticaban que el doctor Dobson fuese anti pornografía, cristiano y provida. Pero en realidad en dicha entrevista, el asesino no justificó sus crímenes e incluso llegó a asegurar que merecía ser ejecutado. Y aunque claramente era un psicópata, su testimonio coincide con muchos otros casos de criminales similares.
Preguntado de los antecedentes que le llevaron a ser uno de los peores asesinos del país, Bundy aseguró que “crecí en un hogar maravilloso” en el que “regularmente asistíamos a la iglesia” y en el que “no sufrí abusos físicos”.
“Cuando era un niño de 12 o 13 años me encontré fuera de casa en el supermercado pornografía suave. Los muchachos jóvenes mirábamos también en las cunetas y en los caminos de nuestros vecindarios y lo que tiraban a la basura. De vez en cuando, nos encontrábamos con libros de una naturaleza más gráfica”, contaba.
Según este asesino en serie, “el tipo más dañino de pornografía –y hablo de una experiencia dura, real, personal- es la que implica violencia y violencia sexual. La unión de esas dos fuerzas –como conozco bien- provoca un comportamiento que es demasiado terrible para describir”.
En su entrevista con este psicólogo, Ted Bundy afirmaba que “básicamente yo era una persona normal. Tenía buenos amigos. Llevaba una vida normal, excepto por esto, por esta muy potente y destructiva parte (la adicción a la pornografía) que mantenía muy en secreto”.
La adicción provoca la necesidad de material cada vez más duro y explícito. Empezó con revista eróticas y porno blando y poco a poco se fue volviendo adicto a la pornografía necesitando cosas más duras y violentas.
“Una vez que te conviertes en adicto buscas algo más potente, más explícito, más gráfico. Deseas algo más difícil y que te dé una mayor sensación de excitación, hasta llegar a un punto en el que la pornografía tiene un límite”. Él lo sobrepasó porque pasó a pensar en que “tal vez tenía que hacerlo” para sentir más excitación.
La pornografía contribuyó a “moldear” su comportamiento violento. Este psicópata, que no sentía empatía por sus víctimas y amanecer tras un crimen sin tener remordimientos, aclaraba al doctor Dobson en la entrevista que “no estoy culpando a la pornografía” de hacerle cometer sus crímenes. “Asumo toda la responsabilidad por todas las cosas que he hecho. Esta no es la cuestión aquí. La cuestión es cómo este tipo de material contribuyó y ayudó a moldear y formar este tipo de comportamiento violento”.
La sociedad y su permisividad con la pornografía puede crear “futuros Ted Bundy”. Y advertía de que gente como él no nacen ya siendo “monstruos”. “Somos hijos y esposos, crecimos en familias normales. La pornografía puede meter la mano y tomar a un niño de cualquier casa hoy”, aseguraba mucho antes de que internet llegara a todos los hogares, y con ella la facilidad para el acceso a material pornográfico.
Por último, Ted Bundy reconocía que “la sociedad merece ser protegida de mí y de otros como yo. Eso es seguro”. Pero, además, añadía que “la sociedad merece ser protegida de sí misma” con la circulación sin problemas de todo tipo de pornografía, también de tipo violento, que puede “convertir a los niños pequeños en un futuro Ted Bundy”.
La mejor forma de recibir liberación de estas ataduras es entregándole por completo tu vida a Jesús y Permitiendo que él sea quien tome las riendas de tu vida, renuncia a tus esfuerzos humanos que te han llevado a fracasar en tu intento de renunciar a este hábito que ofende a Dios, es momento que dejes que Jesús tome tu vida y la transforma para hacerte una nueva Persona.