El deterioro de la economía venezolana, mermada en los últimos años por los altos niveles de inflación por encima de 200.000%, decrecimientos del PIB anuales superiores a 10% y 15%, la pérdida de poder adquisitivo de sus habitantes, la escasez de los productos básicos, la política intervencionista del Estado, el control de las importaciones o la corrupción, es más profundo que el registrado en distintos países como Haití o Camboya que han sufrido a lo largo de su historia desastres naturales o guerras civiles internas. De hecho, estos países vieron fortalecer sus principales indicadores económicos después de estas catástrofes.
Y es que los malos manejos de los recursos de la que fuera la gran potencia petrolera han provocado una crisis económica, política y social que ha llevado a los venezolanos a registrar altos niveles de pobreza, inseguridad y violencia en los últimos años.
Basta con observar las condiciones con las que los venezolanos están migrando a otras naciones para entender la magnitud del problema. En los últimos 20 años, del total de personas que han salido de Venezuela hasta la fecha, 38,5% se ha concentrado en 2016 y 40,3% en 2017, según la última Encuesta de Condiciones de Vida de Venezuela (Encovi).
Asimismo, la manera en la que son recibidos por otras naciones no se podría catalogar como una bienvenida. Según información de Forbes, tanto Estados Unidos como Argentina y Brasil solo permiten la llegada de venezolanos a su territorio con un permiso especial de residencia.
Dichas condiciones difieren de las que han sido implementadas para los migrantes sirios que se han visto obligados a huir de su país por el enfrentamiento entre las fuerzas kurdas, Isis y el régimen del presidente de Siria, Bashar Al Assad. En 2015, el empresario egipcio Naguib Sawiris se ofreció a comprar una isla para acoger a los refugiados que huyen de Siria o de otros países en guerra, motivado en gran medida por el conflicto que se vive en el país de Oriente Próximo desde 2011.
Con respecto a la ayuda internacional, el analista financiero de Rendivalores, Jesús Palacios, destacó que “las políticas del gobierno no contribuyen a que haya seguridad jurídica, y eso hace que haya una disminución considerable de la inversión extranjera”, subrayó.
De acuerdo con los últimos datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), hubo un decrecimiento de 30% en la inversión extranjera hacia Venezuela en 2016, pasando a US$1.776 millones.
Igualmente, Palacios agregó que otro de los factores que contribuyó a la reducción de la inversión extranjera fue la ola de expropiaciones de Chávez entre 2006 y 2010, que afectó a más de 3.000 empresas.
Contrario a este escenario, Haití no solo vio cómo los demás países contribuían a la reconstrucción de su ciudad capital, Puerto Príncipe, sino que dichos aportes posibilitaron el crecimiento en su PIB.
Uno de los países que más aportó a Haití fue Estados Unidos con una cifra de US$100 millones que el entonces presidente, Barack Obama, ordenó entregar “de forma inmediata” tras el siniestro que tuvo lugar el 12 de enero de 2010.
Otro país que vio cómo el mundo volteaba a mirar a su territorio cuando más lo necesitaba fue Camboya, que vivió una de sus épocas más difíciles con la “Kampuchea Democrática” entre 1975 y 1979. Para ese entonces, varias agencias internacionales compraron arroz y semillas para los habitantes de la frontera entre Camboya y Tailandia, que sufrieron una fuerte hambruna al finalizar dicho periodo de tiempo. Entre diciembre de 1979 y septiembre de 1980 se repartieron alrededor de 150.000 toneladas de alimentos.
Otra nación que vio un fuerte apoyo internacional fue Zimbabue, pues la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) anunció la implementación del Proyecto Promoción de la Gobernanza Migratoria, financiado por la Unión Europea.
Chávez marcó diferencias con la UE
Desde que Hugo Chávez asumió el poder en 1998, su gobierno se caracterizó por diferentes desencuentros con otros mandatarios de varias naciones alrededor del mundo, principalmente con Estados Unidos y la Unión Europea, de quienes tomó distancia. Por el contrario, sus aliados económicos fueron naciones del lejano y medio oriente, relaciones que fueron consideradas en su momento como la “diplomacia petrolera”. La gestión de Maduro no ha sido distinta en este aspecto, factor que ha provocado desavenencias con la UE principalmente.
Haití se reactivó después del terremoto
La catástrofe que vivió Haití en 2010 cuando un terremoto de magnitud 7,3 en la escala de Richter redujo a escombros a Puerto Príncipe, su ciudad capital, fue una de las ocasiones en las que la solidaridad internacional contribuyó a recuperar la economía de una nación. De caer por debajo de 5% ese año, su economía se recuperó en 2011 al crecer por encima de 5% y mantener un PIB de 2,9%, 4,2% y 2,8% en los siguientes años. A pesar de ello, es uno de los más pobres del continente con un PIB per cápita de unos U$797.
Camboya tuvo un continuo crecimiento
Entre 1975 y 1979, Camboya vivió uno de los procesos más dolorosos de su historia durante la Kampuchea Democrática, considerada como “la guerra después de la guerra”, pues la población fue víctima de un genocidio cometido por la organización guerrillera conocida como los Jemeres Rojos, en el que desaparecieron alrededor de 1,7 millones de personas, la cuarta parte de su gente. Aunque no se tienen cifras del crecimiento de la economía en esos años, se puede comprobar como en los últimos 20 años el país creció por encima de 7%.
Venezuela vive su peor momento
De acuerdo con el Banco Mundial, entre 1990 y 1998 la economía venezolana creció a un ritmo promedio anual de 3,4%. Sin embargo, con el modelo de socialismo que impuso Hugo Chávez el crecimiento del PIB se fue ralentizando. Después de la recesión del año 1999, la economía venezolana tuvo varios años de crecimiento. No obstante, en los últimos años fue experimentado caídas paulatinas que le llevaron a registrar su mayor retroceso en 2016 y 2017, con caídas que rondan 15%, según organismos internacionales.
Zimbabue volvió a perder su libertad
Tras ocho años de conseguir su independencia del Reino Unido gracias a la firma de los acuerdos de Lancaster House en 1979, Zimbabue entró en un gobierno dictatorial en 1987, cuando el candidato de la Unión Nacional Africana de Zimbabue – Frente Patriótico (Zanu-FP), Robert Mugabe, ganó las elecciones presidenciales y se instaló en el poder por 30 años hasta su dimisión el 21 de noviembre de 2017. Aunque era considerada como una de las economías más fuertes de África, su economía se deterioró con inflaciones por encima de 100.000%.
Siria vive su migración más grande
Desde el inicio de la Guerra Civil en 2011 hasta febrero de 2018, más de 5,5 millones de personas abandonaron Siria y otros 6,1 millones fueron desplazados. El conflicto comenzó a raíz de las masivas protestas que se generaron tras el arresto de un grupo de adolescentes y niños por dibujar un grafiti político. Desde entonces, la violencia interna se ha recrudecido para desembocar en el enfrentamiento de las fuerzas kurdas, Isis y el régimen del actual presidente de Siria, Bashar Al Assad, quien lleva 17 años en el cargo.