Venezuela vive su momento más crítico de los últimos 20 años. La afirmación no suena descabellada si se tiene en cuenta que 87% de su población se encuentra en escenarios de pobreza frente a 49% que se registró en 1998, según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida de Venezuela (Encovi).
En las últimas dos décadas, la crisis social y económica del país se ha venido profundizando debido a altas inflaciones por encima de 2.000%, la pérdida de poder adquisitivo de las familias que no tienen ni siquiera para cubrir la canasta básica alimentaria y la escasez de alimentos.
De ingresos mínimos mensuales de 156 bolívares fuertes en enero de 1998 (contando 85 del ticket de alimentación), la población pasó a tener 4.500 bolívares soberanos mensuales este año, según el último incremento que anunció el presidente Nicolás Maduro el pasado 30 de noviembre. Dichas ganancias se dividieron en 450 bolívares soberanos de un bono de alimentación, que es exclusivo para comprar comida, y el dinero restante que representa el salario mínimo mensual vigente en el país.
El incremento de los ingresos mínimos mensuales de Venezuela en las últimas dos décadas no se debe a una bonanza económica, sino a una estrategia que tiene como propósito soportar los golpes de la variación porcentual de la inflación, que pasó de moverse en niveles de 36% en 1998 a un estimado de 1.370.000% en la actualidad, de acuerdo con datos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Si se tienen en cuenta los datos del Parlamento Venezolano, la inflación se disparó 200.000% entre agosto de 2017 y agosto de 2018.
El panorama es aún más desolador si se tiene en cuenta que en 1998, antes de que Hugo Chávez llegara al poder, la Canasta Básica Familiar (CBF) costaba 246.582 bolívares y el salario mínimo representaba 40,55% de la canasta, mientras que, con el último cambio monetario, se requerirían 11,63 salarios mínimos para cubrirla según cifras del último informe del Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (Cenda).
La expresidenta de Consecomercio, Cipriana Ramos, aseguró que el escenario económico actual de Venezuela demuestra que el poder adquisitivo de su población “se perdió”, pues el dinero ya no es suficiente para comprar los alimentos y medicinas que la mayoría de la población necesita.
Asimismo, agregó que no solo es la escasez de productos lo que ha llevado a Venezuela a perder su posibilidad de compras, sino el alto costo de los bienes y servicios disponibles, pues los precios son tan elevados que incluso ponen en aprietos a una persona que tenga acceso a un salario superior a los ingresos mínimos mensuales. “Cuatro o cinco salarios mínimos ya no alcanzan para cubrir lo básico en alimentación, medicinas y servicios públicos que la gente necesita”, agregó.
La situación ha llegado a niveles tan preocupantes que “se ha vuelto normal ver a la gente buscando algo de comida en la basura cada vez que salimos a la calle”, según mencionó la ejecutiva.
Pese a que la crisis de Venezuela ha adquirido niveles preocupantes solo en el terreno nacional, su situación se agudiza al observar el valor de su moneda en el plano internacional. En la actualidad, un dólar estadounidense equivale a 498,64 bolívares soberanos. Según dichas cifras, los ingresos mínimos mensuales vigentes en la actualidad equivalen a tan solo US$29,46 según la tasa oficial del dólar.
¿Hay alguna forma de salir de la crisis?
Los analistas de la comisionista Rendivalores destacaron que un mercado cambiario tan opaco, además de un establecimiento con controles excesivos, subsidios e intervenciones amenazan constantemente al empresariado y no dan las condiciones para que pueda existir un cambio a corto plazo mientras el gobierno de Nicolás Maduro permanezca en el poder. Asimismo, agregaron que estas apreciaciones no se dan por “pesimismo”, sino porque aún no hay una urgencia en tomar medidas para controlar la inflación.