La crisis de Venezuela también ha salpicado al deporte. La falta de recursos por parte de sus patrocinadores, quienes viven en carne propia la precariedad del país y las pérdidas que genera su economía, ha sido una de las causas directas de su mal rendimiento en los últimos años.
Uno de los principales problemas de la selección venezolana tiene que ver con su patrocinador más importante desde 2012, la petrolera estatal de Venezuela, Pdvsa, cuya situación económica entre 1998 y 2017 se puede resumir en la pérdida de US$150.000 millones en ingresos por exportaciones.
Las condiciones de precariedad de Pdvsa la han llevado a incumplir con sus aportes a la selección de fútbol, una situación que en 2016 alcanzó uno de sus puntos más críticos cuando la Federación Venezolana de Fútbol acusó a la petrolera de no entregar los recursos destinados al equipo, que ascendían a US$8 millones.
Junto con Pdvsa, cinco empresas desempeñan el rol de patrocinadores de la selección. Sin embargo, Adidas culminó su contrato recientemente y Movistar, Provincial y la ya mencionada petrolera no tienen intenciones de renovar sus contratos para 2019.
El director de Brand Finance para Latinoamérica, Laurence Newell, señaló que un indicador interesante para medir la correlación entre el deporte y la economía de un país se resume en latencias mundiales. Solo basta con observar el desempeño de Venezuela durante las eliminatorias a los mundiales en los últimos 20 años para comprobarlo. Tanto en la clasificación para Francia 1998 como en Rusia 2018, la vinotinto ocupó el último lugar entre las 10 selecciones de la Conmebol.
El bajo nivel de los salarios también está afectando a los jugadores de la liga local de fútbol, pues están ganando entre US$7 y US$50 al mes. Dicha situación, además de no tener la indumentaria para entrenar o la partida de varios futbolistas a equipos extranjeros ha devaluado a la competición local de Venezuela, que tiene un valor de mercado de solo US$103 millones.