En 2014, solo 46% de los medios de comunicación operaba con total independencia.
Cuando el presidente Nicolás Maduro da ruedas de prensa en el Palacio de Miraflores son muy pocos los medios de comunicación de oposición que entran y los que lo hacen no pueden hacer preguntas o son atacados cuando intervienen.
La voz del periodismo en Venezuela se ha ido apagando durante los últimos 20 años, pues los golpes que el chavismo le ha asestado a los medios de comunicación, desde 1998, han impedido el desarrollo de su labor. El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa en Venezuela (Sntp) registra que, desde el inicio de la era que lideró Hugo Chávez, han cerrado 60 medios, aunque Expresión Libre asegura que, entre 2013 y mayo de 2018, han desaparecido 80 de los 155 periódicos que circulaban hace cinco años, mientras que Espacio Público calcula que ya no existe de la mitad de los 134 medios que había en 2013.
Según datos del Sntp, hace 20 años, los medios independientes del régimen chavista abarcaban 88% del total, pero en 2014 solo 46% permanecía aislado de la presión gubernamental, que durante 2017 cerró 46 emisoras de radio y tres canales de televisión.
La censura sobre los medios de comunicación se agudizó en diciembre de 2007, cuando Hugo Chávez ordenó el cierre de Radio Caracas Televisión (Rctv) al considerarla “una compañía golpista”. Para ese entonces, el canal contaba con más de 12 millones de televidentes y era considerado el más popular del país.
Este caso ejemplifica la batalla del chavismo y los medios de comunicación que ha dejado episodios como el llamado “Radiocidio” en 2009, año en el que el ahora presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello, ordenó la salida del aire de 34 emisoras de radio y televisión.
Al mismo tiempo, durante su gobierno, Chávez advirtió a otros 200 medios la posibilidad de perder sus licencias de transmisión, decisión que justificó alegando un abuso de la libertad de expresión de los medios y sus posturas “fascistas”. La estrategia venezolana ha pasado por bloquear señales internacionales, el cese de las concesiones, las restricciones al papel impreso y la compra de medios.
Marysabel Rodríguez, oficial del Programa Observatorio Social de Espacio Público, resaltó que una de las principales dificultades es el acceso al papel prensa, no solo por la escasez de dólares para comprarlo, sino también por la estatización de la compañía de la distribución de este insumo.
“Uno de los picos que hubo fue el año pasado, en el contexto de las manifestaciones, más de 50 medios desaparecieron, la mayoría emisoras de radio. Entre esas estuvieron tres televisoras regionales, todas ubicadas en Mérida”, explicó Rodríguez. Para la analista, a esto hay que sumarle las limitaciones que hay para acceder a internet, lo que complica la aparición de medios en línea.
A las medidas del chavismo de censurar a los medios de comunicación de su país, el gobierno de Maduro le sumó una más el año pasado: el 8 de noviembre, la Asamblea Nacional Constituyente aprobó la “Ley contra el odio, por la convivencia pacífica y la tolerancia”, cuyo objetivo no solo es limitar la pluralidad y diversidad del contenido de los medios de comunicación tradicionales y digitales, sino que impone penas de 20 años de prisión a quienes sean acusados de promover discursos del odio por medio de estas plataformas.
El director ejecutivo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Ricardo Trotti, manifestó que “a medida que la dictadura de Nicolás Maduro sea más férrea, acudirá a estos elementos de censura en forma más aguda en la libertad de prensa y en la democracia”, aseguró.
Ese ataque contra la prensa en Venezuela la ha llevado a ser el tercer peor país de América Latina en materia de garantías al desarrollo de la labor periodística, superando únicamente a México y a Cuba, según el último ranking de libertad de prensa mundial de Reporteros Sin Fronteras (RSF), que lo ubica como el país 143 de 180 naciones en todo el planeta.
Los canales extranjeros que han sido censurados
NTN24 fue sacada del aire: Maduro decidió sacar a NTN24 de Venezuela en febrero de 2014 como represalia por el cubrimiento de las protestas convocadas por los líderes de la oposición venezolana Antonio Ledezma, María Corina Machado y Leopoldo López, organizadas en conjunto con movimientos estudiantiles.
La censura siguió con CNN en Español: Tres años después, otro medio internacional sufrió la censura. La señal de CNN en Español fue retirada, supuestamente porque era usada “como instrumento de guerra”, según el presidente Maduro, que tomó la decisión a raíz de un reportaje sobre la venta de visas y pasaportes en la embajada de Venezuela en Irak.
TV Azteca alargó el listado: Al mismo tiempo que CNN en Español, el canal mexicano TV Azteca fue excluido de la parrilla de programación de Venezuela. Sin embargo, el Colegio Nacional de Periodistas (CNP) aseguró que esto no sucedió por una sanción del régimen, sino por acuerdos comerciales que no se concretaron.
El Tiempo TV entró entre los afectados: El canal salió en abril de 2017 por determinación de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), mientras se transmitía la jornada de protestas a favor y en contra del presidente venezolano, Nicolás Maduro. Varios televidentes reportaron a través de las redes sociales la ausencia de la señal de este medio.
Todo Noticias fue el siguiente: Al igual que con El Tiempo TV, la cadena argentina Todo Noticias fue sacada de la señal de televisión venezolana por directriz de Conatel mientras transmitía la jornada de protestas, que para ese entonces eran consideradas como la movilización más grande en contra del oficialismo.
La señal de RCN TV fue apagada: El segundo medio colombiano en abandonar forzosamente las transmisiones en Venezuela fue el Canal RCN, que para ese entonces se encontraba cubriendo las protestas que se originaron por la destitución de los alcaldes de Chacao y El Hatillo, quienes también fueron condenados a 15 meses de prisión.
Caracol también fue bloqueado: La purga colombiana se prolongó con la salida de Caracol, que emitió un comunicado asegurando que “siempre ha desempeñado su labor periodística de manera objetiva y veraz, y siguiendo principios considerados fundamentales: ofrecer periodismo con contexto y escuchar todos los puntos de vista”.