Las recientes elecciones nos dejan reflexiones muy profundas sobre las cuales debemos repasar, puesto que se trata de uno de los ejercicios ciudadanos más importantes para el futuro de nuestro país. Se cerró uno de los procesos electorales para escoger a los nuevos integrantes del poder legislativo en sus dos cámaras (Senado y cámara de representantes), y de la selección de los candidatos presidenciales de las tres coaliciones que se conformaron para definir al jefe de la Casa de Nariño para el cuatrenio 2022-2026. Sin lugar a duda cada vez más se avanza en un voto consciente e informado. Estas elecciones fueron y son de gran importancia tanto porque se escogieron los miembros del legislativo como también porque se conocieron los ganadores de las consultas de precandidatos a la presidencia de la República. También debemos observar que aún existe una forma antigua y tradicional de hacer política, la cual es un problema para la democracia. El pasado domingo 13 de marzo el progresismo en Colombia, identificado como izquierda, obtuvo un triunfo sin precedentes.
Logró más de 6 millones de votos en su consulta para escoger el candidato presidencial; la mayor votación a Senado y a Cámara; y recuperó su liderato en Bogotá, una de las plazas más importantes para ganar la Presidencia de la República, algo que nunca había pasado en la historia de este país. Este acontecimiento tiene que hacer pensar a los políticos sobre el ciudadano, el Estado y el poder del voto. Definitivamente, si avanzamos en la formación política lograremos avanzar en el proceso de hacer de Colombia una verdadera República Democrática. El desplome electoral de las dos estructuras más retardatarias del país como el Centro Democrático de Uribe Vélez y Cambio Radical del ex vicepresidente German Vargas Lleras, la caída y debilitamiento de poderosas mafias regionales como las del clan de los Char en Barranquilla y el departamento del Atlántico, y de la dirigente del conservador Partido de la U, Dilian Francisca Toro en el Valle del Cauca, así como la mengua del poder y la hegemonía de la ultraderecha uribista y de sus aliados, aunque el exalcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, fue el señalado en la contienda interna para representar el denominado Equipo Colombia en la disputa por la Presidencia de la República.
El derrumbe de la denominada Coalición de la Esperanza, una alianza de sectores de derecha que se disfraza de “centro” y que fue la gran derrotada de la contienda. Su consulta escasamente sacó 2.3 millones de votos, menos de la mitad del Pacto Histórico y poco más de la mitad de la del Equipo por Colombia. Hace cuatro años Sergio Fajardo sacó más de cuatro millones de votos en la primera vuelta y en esta consulta no logró ni siquiera llegar al millón. Sacó un poco menos de la votación de Francia Márquez, hasta hace poco una total desconocida en el ámbito nacional. Los colombianos estamos en un camino que se bifurca en dos vías, por la derecha la certeza de la continuidad del abuso de los politiqueros que manejan este país como su finca y por la izquierda un gran interrogante, una vía desconocida pero que desde el inicio se ve lleno de esperanza y de cambio.