Las marchas y la movilización social han sido una constante a lo largo de la historia de Colombia, casi siempre cortas y con acuerdos incumplidos. El tema de los cambios o logros en las movilizaciones es un poco complicado. En términos generales, si una protesta logra los objetivos que se proponían llega a ser exitosa. Por otro lado, los motivos son importantes, pero la gente se mueve por otras cosas como la solidaridad, la indignación o porque se siente vulnerada directamente en sus derechos. Todos quisiéramos que la protesta fuera totalmente pacífica.
Es por lo que la mayoría le apuesta y participa cuando hay un movimiento en el cual creen y apoyan. Lastimosamente, eventualmente en ocasiones se vuelve violenta bien sea por una provocación policial o porque los Gobiernos son tan sordos que en ocasiones llevan a que la gente rompa cristales para ser escuchada. Ha sido tanta la sordera de un Gobierno como este, en donde hay una torpeza tan tremenda como la de mandar una reforma tributaria en el peor momento de la historia económica del país. Y esta vez fueron los jóvenes quienes cansados del encierro y de ver sus presentes y futuros tan confusos y desesperanzadores ante la corrupción descarada, que comprendieron “que, si ellos no salían a defender e intentar cambiar el país, nadie lo haría por ellos”.
Las protestas, son única y exclusivamente de los muchachos que han salido a arriesgar sus vidas frente a la brutal arremetida de la fuerza pública que ha cobrado alrededor de 50 asesinatos por disparos de la policía, 500 desaparecidos, 20 violaciones, 40 jóvenes sin ojos, y las últimas versiones de torturas y ejecuciones dentro de un almacén de cadena. Este paro no fue convocado ni es dirigido por las centrales obreras o los políticos, es una movilización de los jóvenes colombianos, no puede haber ni la menor duda al respecto.
Al parecer, no hay verdadera representación de los jóvenes en el Comité del Paro y los protagonistas de las movilizaciones exigen tener una vocería directa en las negociaciones. Ven con mucha desconfianza, las hasta ahora promesas de Duque. Si esto llegara a presentarse, surgen muchas preguntas, entre ellas: la tal matrícula cero para el acceso gratuito a la educación superior, ¿será financiada únicamente para este semestre o será una política de gobierno hacia el futuro? ¿habrá cupos suficientes e instalaciones para tantos jóvenes que no tienen los recursos necesarios para ingresar a la universidad? ¿cómo se financiarán los subsidios monetarios para los millones de jóvenes en la extrema pobreza? ¿quiénes responderán por los asesinatos de más de 50 muchachos víctimas de los disparos de la policía? ¿se desmantelará el Esmad, responsable de muchas violaciones de derechos humanos? Promesas es lo que siempre se hace por parte de un Gobierno frente a las protestas, para que éstas se interrumpan o se terminen, pero en la historia de Colombia ha sido habitual el incumplimiento sistemático de los presidentes.