Mucho se dice sobre el conflicto ruso-ucraniano, pues en Colombia pasamos de ser expertos en fútbol, criminalística y pandemia, ahora en relaciones internacionales y política exterior. Pero lo peor, es que seguimos informándonos en unos medios que solo analizan desde su punto de vista subjetivo. La verdad, es que Vladímir Putin ordenó atacar la región de Donbás. Hace unos años, EE. UU atacó e invadió Irak. La diferencia: Rusia dice proteger sus fronteras de la intromisión de la OTAN. Los gringos montaron su guerra muy lejos de sus fronteras y con mentiras mataron irakíes. El presidente ruso ha defendido en su mensaje que los enfrentamientos entre las fuerzas ucranias y rusas son inevitables y solo una cuestión de tiempo. La expansión de la OTAN y el desarrollo militar del territorio de Ucrania por parte de la Alianza es inaceptable para Rusia. Las tropas rusas han atacado varias regiones del país,
incluida la capital de Kiev. Así las cosas, los recientes movimientos despiertan el fantasma de la Guerra Fría. El trasfondo de esta crisis es la negativa rusa a aceptar el acercamiento de la OTAN y de la Unión Europea a la antigua república soviética, a la que Moscú considera parte de su identidad y de su espacio de influencia, y cuyo control juzga vital para su seguridad. Putin cree que ambos países conforman un solo pueblo. El 29 de noviembre, decenas de miles de ucranios se manifestaron contra el Gobierno en la plaza de la Independencia de Kiev. Las fuerzas de seguridad ucranianas matan a al menos 100 personas en las protestas. La indignación popular fue reprimida brutalmente. El 16 de marzo de 2014 se celebra un referéndum en Crimea, en el que —en medio de acusaciones de fraude— vence la anexión a Rusia por más del 97% de los votos. Dos días después, Putin firma la incorporación de la península ucraniana a
su territorio, que la comunidad internacional no reconoce. La OTAN congela su colaboración con Moscú, y EE. UU. y la UE le imponen sanciones. El pasado 25 de febrero, las tropas rusas llegan a Kiev y lanzan ofensivas contra varias infraestructuras civiles, dejando al menos 137 muertos. Se estima que cerca de 100.000 personas han huido de la capital en las últimas horas, mientras los militares rusos rodean los alrededores del parlamento en el centro de la ciudad. Nunca, ni siquiera en la invasión de EE. UU a Irak, la intromisión de los gringos en Siria y la muerte de Gadaffi, habían tenido tanta repercusión en los medios de comunicación. ¿Será que la prensa selectivamente quiere informar lo que le conviene a ciertos gobernantes de América? Lo cierto es, que ninguna guerra es ni será aceptable para ningún país, ni para sus pueblos. Seguimos viendo que la primera víctima de una guerra es la verdad.