Tribuna libre.
Aunque lo sucedido el 20 de julio en el Congreso de la República, podría determinar una posible crisis de los partidos alternativos, es más un incumplimiento de acuerdos entre los Verdes y la Colombia Humana con la elección de la vicepresidencia del Senado, lo que nos hace pensar que eso deterioró profundamente la alianza tan esperada de los partidos de izquierda, que puede ser contraproducente en los municipios y departamentos. En medio de la pandemia y las movilizaciones sociales, se esperaba que una alianza de los partidos de oposición lograría para las próximas elecciones unas 36 curules en Cámara y Senado, pero como están las cosas llegarían cada uno por su lado para enfrentar la derecha tradicional que espera seguir en lo mismo y la extrema derecha represiva.
El Partido Verde se encuentra profundamente fracturado por la Coalición de la Esperanza. Los partidos alternativos tienen la gran oportunidad de ganar la presidencia de Colombia, pero actualmente están haciendo lo posible por perderla, y para nadie es un secreto que esta ruptura fue causada por los Verdes al no cumplir los acuerdos políticos. La Coalición de la Esperanza cada día se aleja más de la Alianza Verde. Esto a su vez puede llevar a una ruptura en la intensión de una lista única al congreso y podrían surgir hasta tres: la de los verdes, la de Dignidad y, posiblemente, la del Nuevo Liberalismo. No se debe olvidar que a estos últimos les podrían entregar la personería jurídica en los próximos días. Estos niveles de fragmentación del voto los demolerá. Es probable que alguno de ellos ni siquiera pase el umbral. El Congreso de la República tendrá un cambio profundo aclamado desde las movilizaciones, y habrá muchos políticos damnificados. La crisis actual ya no es solo socioeconómica, es de seguridad, con el crecimiento de la violencia policial contra los manifestantes, el auge de los grupos armados, la situación migratoria y de desplazamiento (Ituango), crisis política ante la muy poca credibilidad del gobierno, entre otros hechos.
En el Congreso está de moda la Vetocracia para tratar de desprestigiar y estigmatizar a la oposición. Colombia está a punto de ver el mayor cambio político en la historia del país. El establecimiento colombiano que ha gobernado por décadas se encuentra en una crisis política sin precedentes: desprestigiados, sin candidatos y acusados de corrupción. La derecha radical ha llevado a Colombia a una de las peores crisis en las últimas décadas, por lo que sus posibilidades de reelección son bajas. Es tan grande la crisis que la derecha aún no tiene perfiles de candidatos viables y el nivel de la pulverización de la derecha llegó al punto de anunciar precandidaturas, muchas de ellas verdaderamente disparatadas. Hay una sociedad politizada. El surgimiento de movimientos juveniles deja ver la posibilidad de una asistencia masiva de los jóvenes a las urnas el próximo marzo, cuando se den las elecciones al Congreso de la República y luego, en mayo y junio, para la primera y segunda vuelta presidencial. La gran mayoría de estos jóvenes no van a votar por el establecimiento y el statu quo. Van a votar a las opciones políticas que promuevan el cambio. El remesón podría ser increíble. El cambio está cerca, ojalá las manipulaciones de la derecha y las decisiones desacertadas de los votantes no marchiten esta esperanza de cambio para nuestro país.
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