Esta decisión estuvo inspirada en el brutal asesinato cometido en República Dominicana en 1961, precisamente un 25 de noviembre, contra las Hermanas Mirabal, por órdenes del Dictador Rafael Leonidas Trujillo. Luego de este encuentro feminista, ocurrieron una serie de eventos en apoyo a dicha conmemoración, pero no fue hasta el año 1999, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución Nro. 54/134 designó el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En esta resolución se invita a los gobiernos, organizaciones no gubernamentales, organismos internacionales y a la sociedad civil, a convocar, participar y promover actividades que tengan por objeto, sensibilizar a la colectividad sobre las distintas formas de violencia que existen en contra de las mujeres y la urgente necesidad de su eliminación.
Todas las mujeres por el simple hecho de serlo, están expuestas a sufrir algún tipo de violencia machista, ya sea en el ámbito doméstico, público, en el ambiente laboral, educativo o social, ya que la violencia basada en el género, se origina en patrones socio culturales que conciben a las féminas en condición de subordinación a los hombres, sociedades patriarcales en donde la discriminación, la violencia y las desigualdades se hacen frecuentes en la vida de niñas, adolescentes y adultas. Son múltiples los tipos de violencia contra las mujeres, siendo las más frecuentes la física, psicológica, sexual y patrimonial.
Desafortunadamente, la violencia machista ha ocasionado la muerte de millones de mujeres en el mundo, acto criminal que es conocido con el nombre de feminicidio. Estos delitos, que durante décadas han sido “normalizados” por las sociedades patriarcales, solo pueden ser erradicados a través de eficientes políticas públicas con perspectiva de género, donde la educación y el combate de la impunidad sean pilares fundamentales.
La violencia contra las mujeres es considerada por la Organización Mundial de la Salud como un tema de salud pública, ya que las estimaciones mundiales indican que una de cada tres mujeres han sido victimas de violencia, cifra sumamente alarmante, por lo cual este flagelo debe ser considerado por las naciones con la importancia que amerita y debe existir el compromiso de los gobiernos en trabajar activamente en su erradicación. Es indudable que gracias a la lucha feminista se han logrado grandes avances, sin embargo, las estadísticas mundiales indican que las niñas y mujeres se encuentran en situación de desigualdad frente a los varones, lo que limita su empoderamiento, colocándolas en situación vulnerable frente a la violencia.
De cara a esta realidad, han surgido innumerables organizaciones no gubernamentales, fundaciones y movimientos de la sociedad civil que trabajan arduamente por el fortalecimiento del género femenino, en Nueva Esparta desde el año 2009 existe la fundación Nueva Mujer Margarita, organización privada sin ánimo de lucro, cuyo objeto es el tratamiento y prevención de la violencia contra la mujeres, la igualdad de género y el empoderamiento femenino. Esta organización, cuenta con un equipo de profesionales que gratuitamente brindan atención psicológica y orientación legal a las víctimas, pudiendo extenderse al grupo familiar e incluso a los agresores.
En noviembre de cada año, la organización ejecuta una serie de actividades dirigidas a visibilizar ante la opinión pública la existencia de este flagelo, las consecuencias sociales que origina y la imperiosa necesidad de trabajar en su erradicación, buscando la participación de la sociedad en esta lucha, pero sobre todo haciendo un llamado a todas las instancias de gobierno para que apliquen el principio de transversalidad de género en sus gestiones, lo cual garantizaría la ejecución de políticas públicas con enfoque de género.
Esta fecha es igualmente propicia para hacer un llamado a las organizaciones políticas, con el fin que estimulen la participación de las mujeres de los cargos de elección popular, la actuación de las féminas en los partidos se queda en el activismo, pero a la hora de elegir los candidatos a los cargos de poder no son tomadas en cuenta.
Mientras exista esta profunda brecha en la participación, será más difícil que sucedan los cambios esperados. Las mujeres deben asumir las riendas de la gestión pública en igual porcentaje que los hombres, es un gran desafío, pero es imprescindible lograrlo.